MATACURAS Y MATAMOROS
Antonio PARRA
Habló el de la melena pinjante, cuello duro, elegancia gaditana, lo recuerdo sentado en las gradas de la Escuela de Periodismo de los Curas, sita en el viejo León XIII, en los trascorrales del Clínico, creo que él y Torbado eran de la cuadrilla y eran amigos del pobre Mr. Miles y Corito Coleto aprendió a dejarse caer sobre la frente la mata del poco pelo que le queda al desgaire. También de los británicos penetró la manera de llevar el pelo con mucho estudio y salpicar su conservación - es un tipo listo sin duda- de circunloquios y a hablar un poco de refez metiendo cuñas, dando caña, puño de hierro en guante de seda, a base de vaselina y de understatement.
Habló y acuño la frase del “matamorismo” y de paso le echó un capote al Consejero Delegado en dificultades y a don Walamboso el Tramposo, otro que tal baila y que gusta de vestirse, sartorial y muy British, en Saville Row, trajes gris marengo de raya diplomática, hasta el punto de que me pregunto si no andará por ahí on the pay roll de una organización secreta, se trae un extraño parecido con Kim Phillby, porque es en Londres donde se han cocido nuestros grandes potajes desde la Armada hasta la desamortización de Mendizabal, pasando por el Dragón Rapide que voló sobre el Llano Amarillo desde Croydon, con los dineros y la papela de la sublevación y un password al general Franco. Incluso creo saber que dos capellanes de Felipe II, Carranza y Las Casas, se vieron en una posada de Putney, donde el rey, asqueado de aquel callo ambulante que era Mary Tudor, tan católica como tan poco agraciada, se veía con una panadera que lo consolaba, y los frailes de su escolta aprovechaban para hablar por vez primera de los derechos del indio.
Blanco White, Riego, Quintana y el cura Merino anduvieron por allí desterrados. ¡Oh dichosas y poderosas logias! Planchas y palabras al oído! Allí la revolución y la contrarrevolución tuvieron su madriguera. En España los niños dicen que vienen de París pero las constituciones se copian orillas del Támesis. La Pepa y la Nicolasa son de allí. Luego, las guerras aquí nos llegan por el sur financiadas con los dineros de Lombard Street. ¡Marruecos, siempre Marruecos! ¿Está resucitando el fantasma de Abdel Krim?
Corito Careto, plumífero diserto pero abanderado de la unilateralidad del pensamiento y la opinión en exclusiva, ¿qué cosa sea la noticia? Lo que a mí me da la gana, tycoon del poderoso grupo 16 en sus tiempos, aquí hay que llevar la barba en parroquias y en periodismo pertenecer a una capilla, dice que somos unos alarmistas matamoros - el bable y el Alcorán nas escueles, al Ripalda y al Astete dentro del fuego del fogón, que ardan sus páginas, que se purifique, Cristo al fin y al cabo no era más que un impostor fanático, ahora nos viene bien que ocupe su puesto Mahoma con su zancarrón y las 6666 suras colgadas de sus aleyas, nuevos doctrinos con turbante y nueva silva de varia lección-, y el otro día un almohade resurrecto, acaso un benimerín o lo que quedó en esta raza de los almorávides, iba yo en la Línea 6, se me encaró tajante y me reprochó por llevar entre los dedos, como suelo hacer desde que dejé el tabaco, un humilde rosario, lanzandome venablos con la mirada, denuestos en algarabía manaron de su boca, tenía toda la pinta de esos terroristas islámicos que andan sueltos por Cuatro Caminos, lo convirtieron en un aduar, y de los que con tanta alacridad y distanciamiento, como si la cosa no fuera con nosotros y no nos fuese la vida en ello, las crónicas sensacionalistas y rutinarias del periódico de Walamboso el Tramposo. Cualquier día de estos, pues están muy apercibidos y apoyados por una mano negra y diestra del exterior, vuelven a dar el golpe. O se empecinan, como solían, en degollarnos y las aguas del Manzanares bajarán rojas como bajaban las del Guadalquivir a su paso por la Córdoba de Eulogio en el siglo X. Casi lo presiento. ¿Quién dijo que la historia no vuelve? Los amigos de Corito Careto Dios les cría y ellos se juntan, todos arrimados a las enaguas de la Gran Sacerdotisa de las mañanas mediatecas, que aumentó la cuadrilla y han fichado- ojo con los de León que ya lo anuncié yo en mi libro- al Lobo que abandonó la muta y se tiró al albero de las tertulias que opinen, pechen y cobren sólo unos cuantos siempre los mismos, no se andan con muchas contemplaciones. Y a los que profesamos la vieja religión de nuestros mayores puede que nos corten el gavis. El lobo ha empezado a barruntar la sangre y no hay cosa que más les enardezca a estos cánidos que el husmo de la sangre fresca o liquefacta. Y ellos son por talento y talante un poco matacuras. A diecisiete mil se llevaron por delante en nuestra guerra civil. Ya los vamos conociendo. Han empezado una operación de acoso y derribo de la Iglesia. Aquí empiezan a hablar de matar moros y lo que siempre hacen es matar curas. Para eso se las pintan solos. Ateme esa mosca por el rabo. El del flequillo colgante estaba un poco cabreado. Luego estaba también en el corro pues es de la cuerda y la cuadrilla ese de Cuenca al que con tanta solercia y prosapia retrata Amilibia (el personaje le sale clavado) en una de sus grandes novelas de la transición, Recuerdo cómo perdí aquello. Hacía a pelo y a pluma en sus buenos tiempos. Tan pronto le acercaba las putas a don Emilio como se iba a ver como hacía pis doña Ava y lo contaba en un reportaje. Son los incombustibles. Los de siempre. Con bula y recado de escribir. Ñoñas películas cursis de Garci, demasiado cine en blanco y negro.
A mí, Sabino que los arrollo. Nos echaron a todos. Le pasaron la mano por el lomo - ¡oh cuánta flexibilidad de vertebras!- a sus directores en el franquismo y ahora pugnan por servir de mozo de espadas con ZP. Ándales. Yo aprendí el oficio a los pechos de Britania, hice calle en Fleet Street y sé, dicho sea sin prejuicio de parte, mucho más de periodismo y de democracia que todos estos afortunados hijos de papá. Y también les gano a decencia. Y es que como decían delante del quemadero aquellos judíos antepasados míos camino del quemadero: “No ha força contra verdade, amigos míos”.
Creían en el pensamiento único pero esto del Internet es un invento bafomético que les da voz a los que no tienen voz y página a los que carecen de ella porque nos la quitaron los totalitarios en guisa de demócratas. El bafomet fue una maquina prodigiosa de la que habla algún alquimista medieval. Al artilugio aluden los cronicones del Temple. Es la piedra de Roseta del periodismo desbocada o bien hacia el abismo o hacia un nuevo pentecostés. No lo sabemos. Pero se escribe porque se tiene esperanza y porque se cree en la libertad. Y por alzar la bandera de la libertad nos tachan de matamoros. Ellos acabarán sacando a las masas a la calle y matando curas. Ya verán. La sonrisa de Bambi tiene para mí mucho de inquietante. Hay que aullar con el lobo. ¿Pero de donde vienen los alaridos de la muta?
La crónica de esta larga saga martirial la leo entre estertores y ominosas corazonadas en el libro de fray Justo Pérez de Urbel Los mártires de la Iglesia. La crónica de los horrores de una lista negra que contempla casi veinte mil nombres. A unos les sacaron de casa con nocturnidad y alevosía, a otros los prendieron ante el altar, hubo monjas como la de una novicia carmelita de Guadalajara a la que violaron en plena calle y luego arrojaron su cadáver a un desmonte. En la cárcel de San Antón entre las reacciones de los que sacaban a fusilar hubo de todo. Desde los que muertos de miedo se hacían cámaras a las bocas de los fusiles y pedían confesión hasta los que rezaban el Señor Mío Jesucristo y afrontaban el camino del patíbulo muy compungidos y ceremoniosos. Pero uno de mi pueblo cuando lo llamaron, cuando su nombre temblaba en un papel. Fulano de tal y tal. Y él contestó, todo un castizo: Chupándomela. Y fue al paredón como deben ir los hombres. Con la cabeza muy alta. Si me matan que me maten. Que se jodan. Sois unos asesinos.
Por defender a España nos llaman matamoros. Por nuestras venas corren torrentes de sangre que mana la experiencia de casi diez siglos de defensa de la cruz frente a esa acechanza perpetua que es el Islam pero aquí les tenemos a estos herederos de don Opas el que abrió la puerta de Berbería y el sarraceno se coló de repente arrasando ciudades “España quedó desolada de mar a mar” y así de repente en muy poco tiempo, política de hechos consumados, a los que el alauita les pone piso en Tingitania. Aljamiados de tomo y lomo y cuando vuelvan se dedicarán a matar al cura de su pueblo. La Jailiguebrulle como primera providencia ya le ha puesto un gato negro a un párroco de Jaén. ¡Qué tía! Es comisaria. Aviso. Y el que avisa no es traidor. Lo del laicismo no es más que un eufemismo que tapa el odio a la Iglesia. Van a por ella. Los obispos hispanos, dignos herederos de un Gil de Albornoz o de un Rodríguez Ximenez de Rada, la gran mitra en la misa de campaña de las Navas de Tolosa, están cargados de razón al advertirnos del peligro, aunque en el Vaticano a este grito de anúteba hayan respondido con una actitud ambivalente y neutra como ambivalente y neutro es el Ángel Gómez Fuentes, el corresponsal de TVE en Roma, que nos empachó el otro día de arco iris y de banderas gays a costa de las dos Simonas recién liberadas en una crónica. Y doña Paloma, pues ya se sabe, amiga del papa y de las comadres, una vela a Dios y otra al diablo. De Roma nos llegan señales, por desgracia, bastante alarmantes. Las covachuelas del Palacio de San Juan de Letrán nunca fueron indemnes al tufo de las logias. Sin embargo, es de esperar, la luz de la verdad prevalezca.
Se están moviendo con contundencia y no aguantan pencas de nadie. No quiere que nadie les retruque. Tienen la manía del pensamiento único. Es el cuento de nunca acabar. Pero a mí el del flequillo pinjante me pone un poco de los nervios. Y la sonrisa del Consejero Delegado de autosuficiencia y de falta de decoro para con los que no pensamos como él y vamos a nuestro aire, lejos de su omnisciencia y su omnipresencia, mucho más. Pese a todo, pienso que los confidenciales Web que canalizan una información no cotejada ni compulsada por los grandes trusts puede haber salvado al periodismo. En USA donde viví los años más fecundos de mi vida profesional ya está pasando algo de esto. En mi vida maté un moro pero me dan pavor estos matacuras. Y ahora, no se eche usted el flequillo para atrás. Hay que saber, amigo, a llevar la calva con dignidad como hacemos los demás. Esta es una democracia de periodistas que salieron del fondo de reptiles y de pollos peras. Mucho gallo de la quintana pero los peores son los gallitos. En Asturias ayer noche con luna oí el aullido del Lobo. Todas las mutas bajaban desde los montes de León. Peligro: licantropías. Y dineros árabes.
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